
Benito Castro ha aprendido y nos enseña a sirios y troyanos que en una empresa o en cualquier actividad donde nos desenvolvemos, la máxima o la mínima: “Lo que no se conoce no existe”. En una empresa con todas sus articulaciones los clientes tanto internos como externos deben tener una interrelación. Un dialogo permanente, no un diálogo de sordos. En constante desarrollo comunicacional, lo que garantiza el beneficio mutuo.
Fuente: http://comucor.blogspot.com/search/label/Blog%20y%20empresa
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